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Consejos para usar una sauna

28 marzo, 2016

En entradas anteriores hemos hablado de las bondades que tiene la sauna para nuestro cuerpo, particularmente para el cuidado de nuestra piel y cabello y para relajarnos después de un día de trabajo pesado.

Además contamos un poco de la historia de la tradición de ir a estas salas de vapor en los pueblos escandinavos y señalamos las diferencias entre las saunas secas y los baños turcos. En esta ocasión te presentaremos algunos consejos prácticos para usarla adecuadamente y poder aprovechar al máximo las propiedades del vapor para mejorar nuestro estado de salud.

Recordemos que la sauna es una cabaña pequeña de madera o una habitación acondicionada especialmente para tomar un baño de vapor seco. Una de sus características fundamentales es que son lugares cerrados en los que se produce el vapor por una estufa de leña o una estufa eléctrica sobre las que se ponen a calentar piedras.

Cuando las piedras han acumulado suficiente calor, se les vierte agua fría para producir, por efecto de evaporación, una nube de vapor caliente a una temperatura elevada que puede alcanzar hasta los 100°C.

Hoy en día podemos encontrar saunas en diferentes centros deportivos, spas e incluso podemos instalar una en nuestros hogares, como tradicionalmente se hace en países como Finlandia. Según el lugar al que asistamos a tomar el baño de vapor seco deberemos seguir ciertas normas.

La tradición dicta que para asistir a una sauna uno debe estar completamente desnudo y de hecho, si no llevamos ropa interior o un traje de baño será mucho más cómodo estar dentro de la sala y el sudor se evaporará más fácilmente de nuestro cuerpo, es decir, la desnudez en las saunas además de ser algo tradicional está relacionada con un asunto de comodidad e higiene.

Sin embargo, si te resulta incómodo compartir la sala con otras personas estando completamente desnudo puedes envolverte en una toalla limpia que te ayudará a absorber el sudor.

Antes de ingresar a la sala es necesario que tomes una ducha completa con jabón, ello para eliminar los gérmenes y bacterias de la piel así como para limpiarla y facilitar su transpiración. Con la ducha previa se busca además comenzar a calentar el cuerpo, de manera que al entrar a la sala no sufras un choque térmico. De igual manera se recomienda que bebas suficientes líquidos ya que al interior de la sala sudarás mucho y tomar agua antes de entrar evitará que sufras de deshidratación.

Para entrar a la sala se recomienda que tu piel aún esté húmeda y una vez dentro te sientes en el banco. Te tomará entre 10 y 15 minutos comenzar a sudar y como ya mencionamos, lo ideal es que estés completamente desnudo o bien, envuelto en una toalla limpia. Se recomienda que al ingresar en la sala ocupes los bancos inferiores y una vez que comiences a sudar salgas y tomes una ducha con agua fría.

Al regresar siéntate en los bancos superiores y permanece ahí otros 10 minutos, transcurridos los cuales es aconsejable volver a salir y ducharte con agua fría. Si así lo deseas puedes regresar a la sala para permanecer el tiempo que desees antes de abandonarla definitivamente.

El tiempo que pases al interior de la sala depende principalmente de cómo te sientas. Recuerda que la temperatura al interior es bastante elevada por lo que es común que las primeras veces que tomes un baño de vapor seco te sientas cansado o simplemente no aguantes la temperatura.

Esto es algo completamente normal; poco a poco tu cuerpo se irá acostumbrando y podrás pasar más tiempo en la sala, aunque los expertos no recomiendan que se excedan las 2 horas. Es de vital importancia que ante cualquier malestar o incomodidad abandones la sala, sobretodo si te sientes fatigado o mareado, esto evitará que corras riesgos que puedan afectar tu salud.

Cuando abandones definitivamente la sauna toma una ducha con agua fría. De preferencia utiliza alguna esponja para exfoliar tu piel y eliminar las células muertas, impurezas y los restos de sudor.

Debido a que la temperatura de tu cuerpo se eleva, es importante que te abrigues bien y que evites realizar movimientos bruscos o ejercicio pesado para evitar lesiones. Beber suficiente agua una vez que hayas salido de la sala es más que recomendable, necesario para recurar el líquido que perdiste por la transpiración.

Opta por agua natural o por alguna bebida isotónica y bébela despacio, evita bebidas con alto contenido de carbohidratos y gaseosas. Algunas personas beben líquidos durante la sesión pero esto puede interferir en el proceso de desintoxicación por lo que no es recomendable.

No está de más puntualizar que se debe dejar pasar al menos una hora después de haber comido para entrar a la sauna, que no se debe entrar con mucha hambre y aunque un baño de vapor sea excelente para relajar, por cuestiones de seguridad no se aconseja que se ingrese en estado de agotamiento.

Recuerda que si padeces enfermedades cardíacas, respiratorias y reumáticas, si recientemente te has sometido a una cirugía o estás embarazada, el uso de las saunas puede estar contraindicado. Consulta a tu médico para que te indique si es seguro que tomes un baño de vapor y te dé recomendaciones específicas para tu caso.

Además de los consejos anteriores, según el tipo de efecto que deseas obtener, se pueden utilizar hierbas naturales para aromatizar la sala y potenciar los beneficios del vapor en tu cuerpo.

En Finlandia, por ejemplo, se utilizan ramas frescas de abedul para dejar la piel fresca, pero puedes optar por romero, limón, manzanilla, lavanda u otras hierbas reconocidas por sus propiedades en la medicina tradicional. Te sugerimos que consultes una guía sobre las propiedades medicinales y terapéuticas de las plantas para elegir la que se adapte mejor a tus necesidades.

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